Un tocadiscos es un aparato que consiste en un disco, el cual tiene varias ranuras hechas que imitan de cierta manera el sonido que se quiere conseguir. Al poner la aguja sobre el disco, esta comienza a circular por dichas ranuras imitando así el sonido original con una gran calidad inicial (pues se deteriora fácilmente con el tiempo).
El principio de todo esto fue con el fonógrafo de Edison, quien consiguió que este aparato funcionara arrastrando una aguja por un cilindro de cera que giraba a 160 rpm, cortando así la cera. Para conseguir grabar sonidos más específicos en la forma de surcos, se conectaba una boquilla por la que hablaba una persona a la aguja, causando que vibrara mientras cortaba la cera. Para poder reproducir ese sonido grabado, se sustituía la aguja de corte por una de reproducción (que era más ligera y no aplicaba tanta presión) que al pasar por los surcos haría vibrar el diafragma, reproduciendo el sonido al haber movido el aire.
Los tocadiscos modernos utilizan discos planos hechos de varios materiales, siendo el más reciente el plástico de vinilo, el cual es el más utilizado hoy en día. Su funcionamiento de asemeja mucho al original de Edison, pero en este caso utiliza electricidad y un cartucho magnético que, al ser encendido y al poner la aguja, empieza a circular por las ranuras. En vez de hacer vibrar el diafragma, es la aguja la que vibra, causando que el pequeño imán que la sostiene (llamado cartucho) se mueva. Finalmente, la señal eléctrica creada por el imán son amplificadas y enviadas a los altavoces.
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